En Navidad se compran regalos para ponerlos al pie del árbol de Navidad o junto a los zapatos o botas en la noche de Reyes. Los padres regalan a los hijos, los hijos regalan a los padres. Las parejas se regalan entre sí. Los amigos o los compañeros de trabajo muchas veces obsequian el amigo invisible. Las empresas regalan a sus trabajadores, a sus consejeros y a sus clientes.
Pero la gran pregunta es, ¿de dónde nos viene esa tradición de dar regalos a los demás en estas fechas?
Aunque para muchos la Navidad es una fiesta cristiana, un regalo de Dios desde hace 2000 años atrás, la realidad acerca de la proveniencia de esta tradición es otra. Proviene de tradiciones paganas de origen romano y griego muy populares entre la gente. Con esas fiestas, conocidas en el mundo romano como las Saturnales, se celebraba el fin del solsticio de invierno, que culminaba el 25 de diciembre, para dar inicio a las calendas -el primer día de cada mes para los romanos- de enero. Pues bien, durante las Saturnales, que eran conocidas como las fiestas de los esclavos, éstos recibían raciones extra, tiempo libre y otras prebendas. Para los romanos, estos eran días de diversión, banquetes e intercambio de regalos con los que celebrar el final de la siembra de invierno.
Desde 1164, en España existe la costumbre de obsequiar a los niños, el 6 de enero, con juguetes en memoria de los regalos -oro, incienso y mirra- que los Reyes Magos llevaron al Niño Jesús. En la actualidad, esta tradición se ha mezclado con la de Santa Claus.
La mayoría de los niños de todo el mundo creen en los Reyes Magos como portador de regalos de Navidad. Los reyes vienen de Oriente, y se llaman Melchor, Gaspar y Baltasar, el primero es de tez blanca y rubio, el segundo es de tez morena y castaño, y el tercero es de piel negra y cabellos negros.
Una de las principales razones de porque tenemos la costumbre de dar y recibir regalos en Navidad, es para recordarnos de los regalos dados a Jesús por los Reyes Magos: incienso, oro y mirra:
- El incienso era un perfume usado en el culto judío y, como regalo, mostraba a la gente que debía adorar a Jesús.
- El oro estaba asociado con los Reyes y los cristianos creen que Jesús es el Rey de Reyes.
- La mirra era un perfume que se puso en cadáveres para hacerlos olor agradable y, como regalo, mostraba a Jesús que iba a sufrir y morir.
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Las joyas siempre son una sorpresa, son un regalo inesperado, pero es un regalo para siempre. Regalar una joya supone que quieres expresar un buen sentimiento y también que quieres crear un momento romántico e inolvidable. Regalar joyas es sinónimo de amor, cariño, buen gusto y de un cierto lujo también. Una joya es para siempre y dicen que el oro refleja sentimientos, amor, pasión, cariño...
Así que regalar una joya estas Navidades es un acierto seguro.
